Una compañía con una cifra de negocio superior a los 1.000 millones de euros tributa al 16,9%, mientras que la pequeña y mediana empresa paga de media un 20%, según los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria, correspondientes a 2008.
Esta situación sorprende ya que la legislación establece un tipo nominal para las pymes del 25% y del 30% para las grandes empresas. Sin embargo, las compañías de mayor tamaño tienen más capacidad para beneficiarse de la múltiples deducciones, lo que permite romper la progresividad del impuesto.
Es más, son las empresas con una cifra de negocio de entre 0 y 10.000 euros las que sufren un tipo efectivo mayor, del 25,2%. En el Ministerio de Hacienda ya hace tiempo que reconocen que el impuesto sobre sociedades está mal estructurado.
En los cajones de la Agencia Tributaria hay diversos informes y estudios que abogan por reducir los tipos en el impuesto sobre sociedades y, al mismo tiempo, eliminar deducciones. Ello evitaría que las pequeñas empresas con pocas posibilidades para acogerse a los beneficios fiscales tributaran a tipos mayores que una multinacional.
Sin embargo, ante la caída de la recaudación y la crisis, el actual Gobierno desestimó reformar en esta legislatura el impuesto. En el año 2007, los ingresos derivados del impuesto sobre sociedades ascendían a 44.800 millones. En 2010, solo se recaudaron 16.000 millones por el tributo que grava los beneficios empresariales.
Además, en lo que va de año, no se ha producido la recuperación que esperaba el Gobierno y los ingresos han seguido cayendo. Hasta julio, se recaudaron 4.761 millones por el impuesto sobre sociedades, la menor cifra registrada desde el año 2000. El incremento de los tipos aplicables a los pagos fraccionados que aprobó el Gobierno en agosto permitirá maquillar los resultados. Así, parte del dinero que las empresas deberían pagar en 2012 lo abonarán este año.
Fuente > Cinco Días