Ayer comentábamos en nuestro twitter (@emprendemania) un dato demoledor: el 91% del empleo destruido en la crisis es de menores de 35 años, pero este dato no viene sólo y es que más de 1,3 millones de menores de 30 años actualmente está esperando un puesto de trabajo sin realizar ningún tipo de curso de formación para mejorar su empleabilidad.[pullquote]España ocupa en el penúltimo lugar en cuanto a formación de su capital humano de una lista de 21 países desarrollados[/pullquote]
Los datos de la Encuesta de Población Activa no sólo revelan que en España hay 1.789.300 menores de 30 años en paro, también que el mito urbano de los ninis, los jóvenes que ni estudia ni trabaja, está lejos de ser un mito, es la norma.
De esta cifra total, unos 300.000 son jóvenes estudiantes universitarios o de secundaria que buscan un empleo complementario a los estudios, que constituyen su actividad principal. Del millón y medio restante, una larga mayoría de 1.313.800 admite no estar recibiendo ningún tipo de formación, es decir, que si obviáramos los casos de desempleados que tienen los estudios como su actividad principal apenas uno de cada diez parados menores de 30 años está recibiendo algún tipo de formación complementaria para mejorar su empleabilidad.
A mayor formación, mayores posibilidades de encontrar empleo
Cuanto mayor es el nivel de formación de un trabajador, mayores son sus probabilidades de encontrar un puesto de trabajo. Esta máxima ni siquiera ha perdido vigencia tras una dolorosa y prolongada crisis económica, financiera y social que ha conducido al desempleo a casi seis millones de personas en España.
Pese a ello y a pesar de las decenas de análisis, estudios y estadísticas que regularmente recuerdan la relación directa entre una mejor formación y un más fácil acceso al mercado laboral, tres de cada cuatro jóvenes desempleados españoles (entendidos como aquellos que tienen menos de 30 años) esperan un puesto de trabajo sin hacer nada para mejorar su formación.
Poca demanda de formación y ‘pocas’ medidas públicas
Lo más llamativo es que la estadística no permite intuir una mayor demanda de formación por parte de los desempleados españoles a medida que la crisis se ha ido endureciendo.
Es cierto que desde el año 2008 el porcentaje de desempleados de entre 16 y 24 años que no cursa ningún tipo de estudio se ha reducido sensiblemente, principalmente porque la falta de expectativas laborales les ha llevado a intentar completar su formación laboral regulada, la secundaria o la universitaria.
Un fenómeno muy necesario a la vista de informes como el recientemente publicado por el Servicio de Estudios de BBVA, que sitúa a España en el penúltimo lugar en cuanto a formación de capital humano de una lista de 21 países desarrollados, sólo por debajo de Portugal.
Uno de los indicadores utilizados que peor dejan a España es el periodo medio de escolarización de los españoles: nueve años. Una cifra que se sitúa por debajo de los diez de Grecia, es tres años inferior al de los trabajaderos de Alemania (12) y cuatro al de los de Suecia (13).
El dato más preocupante se refiere a los desempleados de entre 25 y 29 años, que, a priori, ya habrían completado su formación académica estándar y que pese a no encontrar un empleo no cursan ningún tipo de estudio en un 82% de los casos, un porcentaje que apenas ha variado desde 2008.
Pero, ¿es útil recibir algún tipo de formación?
Adecco ha estudiado el asunto y sostiene que sí, que potencia las posibilidades de conseguir un puesto de trabajo cuando no se tiene y que multiplica las probabilidades de ascender en la empresa cuando ya se tiene ese puesto.
Según sus estimaciones, hacer un Master incrementa automáticamente en un 5% las ofertas de empleo que se reciben, al margen de que una formación adicional a la básica es un requisito indispensable en uno de cada diez ofertas de trabajo.
El monitor del mercado laboral que regularmente elabora la firma especializada en recursos humanos proporciona otros datos que subrayan la relación entre formación y empleo.
El empleo ha caído un 14,9% en los últimos años, pero lo ha hecho de forma bien diferente según el nivel de formación. Entre los trabajadores con sólo educación primaria el deterioro ha sido del 41,3%, entre los que tienen estudios de secundaria, entre un 16% y un 17%; y entre los que tienen educación superior apenas un 0,1%.
La tasa de paro también varía ostensiblemente entre el 38,5% de los que no han completado la secundaria y el 15% de los que tienen un título superior.
Fuente > Lainformación