Las finanzas, el comercio, los medias, entre otros campos estimulados por las nuevas tecnologías, han experimentado una verdadera explosión. Y generado imperios económicos de nuevo tipo que elaboran sus propias leyes, que deslocalizan sus puntos de producción, desplazan sus capitales a la velocidad de la luz e invierten de un extremo a otro del planeta. No reconocen fronteras ni Estados, ni culturas. Se burlan de las soberanías nacionales. Indiferentes a las consecuencias sociales, especulan contra las monedas, provocan recesiones y adoctrinan a los gobiernos.
Aquellos que, en democracia, libran interminables batallas electorales para conquistar democráticamente el poder, ¿saben que en este fin de siglo el poder ha sido desplazado? ¿Que ha desaparecido de los lugares concretos a los que se circunscribe la política? ¿No corren el riesgo de exhibir muy pronto el espectáculo de su impotencia? ¿De verse obligados a dar rodeos, a recular, a negarse a sí mismos? ¿Y a constatar que el verdadero poder está en otro lugar, fuera de su alcance?
Ignacio Ramonet, «Un mundo sin rumbo. Crisis de fin de siglo».
Visto en Bufet Almeida
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