El necesitado: Como Luciano Benneton que tuvo que abandonar la escuela a los quince años a la muerte de su padre y empezar a trabajar en una tienda de ropa. Hoy su facturación supera los 2.000 millones de dólares al año. Normalmente emprenden por necesidad o por huida de las circunstancias actuales. No están satisfechos con su situación profesional o económica y deciden indagar nuevos rumbos. La necesidad les obliga a exprimirse el cerebro por lo que acaban desarrollando un olfato para detectar oportunidades muy importante.
El inversor: Donald Trump representa perfectamente este modelo, personas con un capital acumulado que deciden crear una compañía. Busca la rentabilidad por encima de todo lo que agudiza su aversión al riesgo, esto puede paralizar grandes proyectos. Una variación de este modelo es la del emprendedor que crea empresas con la idea de venderlas.
El rastreador de oportunidades: El fundador del Circo del Sol, Guy Laliberté, consiguió crear un modelo completamente nuevo a partir de un producto antiguo y anquilosado. Se dedica a analizar el mercado. Sería el emprendedor por excelencia, ya que es el que conscientemente analiza el mercado en busca de necesidades.
El azaroso: Cuando Forrest Gump se limpia la cara llena de barro con la toalla, aparece el símbolo de los famosos Smile y él le cuenta a su vecina de banco cómo ganó mucho dinero con aquella cara. Es un ejemplo extremo de lo que es un emprendedor por casualidad o por accidente, pero es cierto que son muchos los grandes empresarios que reconocen el papel del azar en sus inicios. En la actualidad, este perfil lo puede represtar perfectamente Ricardo Fisas, que fundó Natura Bissé a los 50 años al descubrir, por casualidad, el efecto que producían los hidrolizados en las manos de los trabajadores.
El especialista: Antonio González Barrios, es un ejemplo de esto, fundador del Grupo Intercom supo profundizar en Internet hasta el punto de desarrollar en 13 años algo más de 30 negocios on line, algunos de renombre como Infojobs.net y Softonic.com. Se trata de personas con un punto de agudeza visual para detectar dónde se están cometiendo errores y encontrar la forma de hacer algo diferente. A menudo son individualistas y corren el riesgo de enfrentarse a gigantes sin apoyos. Su éxito pasa por la cooperación.
El persuasivo: Hace de su capacidad de influencia su gran baza. Es capaz de convencer a todos sus colaboradores y empujarles hacia un mismo objetivo. Se han ganado un prestigio sólido en su sector que les avala para lanzarse a emprender. Suelen ser empresas pequeñas y muy personalistas. En este caso, podemos asemejarlo con Miguel de Lucas cuya capacidad de persuasión es indudable, al conseguir convencer a los responsables de Globalia para que financiasen casi al 100% su proyecto Pepecar.com
El intuitivo: Felix Tena de Imaginarium, intuyó la necesidad de cambiar el formato de venta de un artículo tan maduro como el juguete y con sus tiendas instauró el concepto del dejad que los niños jueguen y toquen. Él mismo reconoce que sus negocios han salido adelante “con unas dosis de inconsciencia y otra de entusiasmo”. Y mucha innovación.
Fuente > Revista Emprendedores
Foto | Caliaetu