Si los dirigentes europeos no empiezan a actuar de manera mucho más enérgica, proporcionándole a Grecia la ayuda suficiente para evitar lo peor, es muy posible que se produzca una reacción en cadena que empiece con el impago griego y termine causando muchos más estragos. Mientras tanto, ¿qué lección podemos aprender los demás? Los halcones del déficit ya están tratando de apropiarse de la crisis europea, presentándola como un ejemplo práctico de los peligros de los números rojos en las cuentas públicas. Sin embargo, lo que la crisis realmente demuestra es lo peligroso que es ponerse uno mismo una camisa de fuerza política. Cuando se unieron al euro, los gobiernos de Grecia, Portugal y España se negaron a sí mismos la posibilidad de hacer algunas cosas malas, como imprimir demasiado papel moneda; pero también se privaron de la capacidad de responder con flexibilidad ante los acontecimientos.
Paul Krugman, premio Nobel de Economía en 2008, razonando sobre los problemas de la moneda única, en El País