Se habla contínuamente de la importancia de la creación de empresas, del empleo que genera, de que la inciativa privada es la que debe tirar de la economía del país, del cambio que procede hacer al modelo productivo, que se necesitan modificaciones estructurales, de reducir la burocracia, etc. Pues mientras nosotros hablamos, en Francia por lo menos intentan crear el marco legal idóneo para que los emprendedores creen empresas.
Desde 2009 el Gobierno francés no para de lanzar iniciativas para promover el emprendimiento, de todo tipo y con verdadero alcance sobre la sociedad. Los paquetes de medidas adoptadas sobre la emprendeduría en Francia giran alrededor varios aspectos:
- Los emprendedores franceses podrán tener su patrimonio a salvo en caso de que fracase su empresa y si el cierre no esté motivado por una negligencia en la gestión. Para ello, se pueden inscribir en un Registro específico los bienes afectos a la actividad empresarial que, en caso de quiebra, serán con los que responderán a las deudas contraídas. Esta ley que entró en vigor en enero de este año, equiparará el nivel de responsabilidad del emprendedor individual al que disfrutan los emprendedores que operan a través de una sociedad mercantil.
- Mientras que en nuestro país los trámites de creación de una empresa se pueden hacer eternos, el trámite administrativo en Francia se ha simplificado a un solo formulario, que se puede rellenar por Internet en tres minutos.
- Además, se ha creado un pago simplificado de las cotizaciones sociales y del IRPF, lo que ha supuesto un avance revolucionario en la economía privada francesa.
Con todo esto en el país galo, el comercio y los servicios son los sectores que más han aprovechado este cambio legal, aunque se ha experimentado una importante progresión en la educación, el arte y los espectáculos, los servicios de atención a la persona, la información y la comunicación. La Agencia para la Creación de Empresas de Francia detectó un crecimiento superior al 135% en estas áreas. Curiosamente todo lo contrario a lo que pasa en España que está estrechando a muy pocos nichos esa apuesta por la empresa propia. Mientras que otros países diversifican las pequeñas acciones privadas, aquí más de la mitad de los proyectos que se abrieron en los últimos seis meses tienen que ver con los servicios Web o la prestación digital. Aunque a primera vista parece que eso es un síntoma de la modernización empresarial y de sector en España, bien puede ser también un mal síntoma si no somos capaces de estructurar negocio y emprendeduría en todo el arco productivo.
Mientras que en Francia aumentan los nuevos negocios por encima de la destrucción de empresas, en España sucede todo lo contrario. En este país más de diez mil autónomos desisten en sus proyectos cada mes. Esto pasa por diversas cosas, pero sobretodo por un clima social y empresarial vinculado a una moral plana y anestesiada de nuestra sociedad.
Fuente > El blog de Marc Vidal