El objetivo es crear las infraestructuras necesarias para que ningún hogar esté a más de dos kilómetros de distancia de un punto de conexión capaz de llevar en el futuro la señal de 100 Mbps. Eso sí, de este plan quedan excluidos 2.000 hogares situados en rincones remotos del país. Con la nueva ley, los proveedores de acceso estarán obligados a ofrecer sus servicios de banda ancha en todo el territorio nacional.
Con esta medida, Finlandia sigue los pasos de Suiza que ya desde el año pasado tienen derecho a una conexión de 600 Kbit/s de bajada y 100 Kbit/s de subida, como parte de los servicios básicos garantizados. También en Australia exista la denominada «garantía de banda ancha», en que los habitantes tienen derecho a una conexión de 512/128 Kbit/s, a un precio que no puede exceder los 50 dólares australianos.