Pero partiendo de esta base, si bien la financiación perfecta no existe, podemos, y es nuestra obligación, optimizarla; las tres B, Bueno, Bonito y Barato es casi una utopía cuando tratamos con el banco. Por tanto, si queremos contar con una buena financiación tendremos que fijarnos en cuatro cosas, cuatro variables que tendremos que tratar de optimizar:
- El precio, véase como el tipo de interés que nos ofrecen.
- El tiempo, o el plazo de amortización del préstamo.
- El dinero, la cantidad de dinero solicitada o que nos hace falta.
- La garantía, o los avales que nos pidan.
Pues se trata «sólo» de maximizar la combinación de estos cuatro elementos. Si queremos mejorar una de las cuatro el banco nos hará empeorar las otras.
En un ejemplo, en un crédito preconcedido, de estos telefónicos, tendremos bien el aspecto de que nos nos pidan garantías y que se formaliza muy rápido, pero tendremos limitado tanto el precio del dinero: lo mismo estaremos pagando un alto precio, el 18% y nos darán poco dinero y a devolver en un corto plazo.
En resumen, si quisiéramos negociar un préstamo para financiar la actividad de nuestra empresa, tendremos que valorar en cual de estas variables podemos ceder y en cuales no, para conseguir las mejores condiciones de financiación posible. Lo mismo nos interesa devolverlo en más tiempo, o podremos soportar determinado tipo de interés o podemos llegar a avalar cierta cantidad.