No se asusten, blanditos. No es literal. Pero se parece mucho. Cuando tenemos que incrementar nuestros resultados en el trabajo, y mucho más aún si somos nuestros propios jefes, nos puede venir bien aplicar algunas de las técnicas que enseñamos a nuestros animales de compañía más fieles. Nunca está de sobra algo de disciplina, sobre todo para los que trabajamos enfrente de un ordenador: ya está bien de tanta procrastinación, tanto Facebook y tanto Twitter. A continuación te voy a explicar los comandos básicos que debes aplicarte a ti mismo para obtener la máxima productividad en tus horas de trabajo.
1. Organízate
Divide una tarea grande en muchas pequeñas, haz una agenda. Vale, un perro no lo hace, pero su entrenador sí debe por lo menos hacer un plan para enseñarle de a un truco por vez. Establece objetivos y prioridades, ponte plazos y ve paso a paso. De nada sirve que un día te sientas con energías para hacer el 120% si al día siguiente no das ni el 50%. Recuerda: un truco por vez.
Hay muchas herramientas para organizarse en internet, tanto descargables como en la nube, sólo es cuestión de buscar la que más se adapte a tus necesidades. Si no quieres perder el tiempo, una simple agenda o calendario puede recordarte los plazos que tienes y una lista de tareas (como Google Tasks) hará el resto. Gestores de proyectos como Trello y Asana, además de usarse para coordinar equipos, pueden servir para organizarnos en nuestros propios proyectos.
2. Enfócate
El multitasking es un mito, algo de lo que todo el mundo habla pero pocos han visto. Los perros no multitaskean. Quieren comida, buscan comida, comen. Las cosas se hacen en poco tiempo cuando te enfocas en lo que hay que hacer, y cuanto antes lo logres más tiempo libre tendrás luego. Muchos desarrolladores son conscientes del riesgo de las distracciones en este ámbito, y por eso hay muchas herramientas distintas que te ayudan a concentrarte, desde editores de texto minimalistas y simples que hacen magia con tu poder de concentración, como IA Writer, hasta utilidades simples con la técnica Pomodoro para enfocarte durante períodos de tiempo sin olvidarte de hacer pausas.
3. Date consignas claras
¿Qué pasa si a un perro no le das órdenes cortas, breves, claras, concisas? Pues que no hará caso. Aquí igual, si no tienes bien definido lo que quieres hacer, por qué lo quieres hacer y cómo lo vas a hacer, puedes empezar a perder mucho tiempo en el camino. Lo mejor es invertir esas horas al principio, pensar el proyecto y los recursos, antes de enredarte en otras cosas. Al tenerlo claro, las pautas que te marques serán mucho más fáciles de cumplir. Al darte instrucciones directas y concisas serás más fiel a los plazos que te has puesto y evitarás demoras innecesarias.
4. Prémiate
Tan importante como trabajar es recompensarte a ti mismo por haberlo hecho. All work and no play makes anyone a dull boy, y lo peor es que si estamos cansados, aburridos, o demasiado agotados, no trabajamos igual y se nota en la calidad de nuestros resultados.
Y no me refiero sólo a premiarte al final de tu proyecto, sino a darte pequeñas compensaciones a diario o cuando cumplas las tareas de tu plan. Puede parecer innecesario, pero la motivación es diferente si sabemos que al terminar de escribir este artículo podremos por ejemplo, revisar Twitter, o que al terminar la jornada podremos ver un capítulo de nuestra serie favorita, porque así también nos enfocamos en una sola cosa, sabiendo que haremos lo que nos gusta después de terminar con nuestro trabajo. Cada uno es el que mejor sabe qué le funciona y cómo puede manejarlo. Si estás enganchado a Facebook, una buena forma de automotivarse es permitiéndote mirarlo y escribir allí sólo cuando terminas con determinada tarea, por ejemplo. Un perro no te dejaría sin premio, no te quedes tú sin él.
Foto > Eve Dias
Fuente > Bitelia