Un porcentaje importante de la población ocupada presenta una falta de adecuación entre el nivel de estudios alcanzado y el requerido en el puesto de trabajo. A su vez, este desajuste educativo es más frecuente entre los jóvenes. En concreto, sólo un 49% del total tiene una formación adecuada para su puesto (un 32% está sobreeducado y un 19% infraeducado). Si además se obvian los estudiantes que únicamente han alcanzado la educación obligatoria, el porcentaje de población que está más formada de lo requerido en su empleo se dispara hasta más del 50%. Ésta es una de las conclusiones de un estudio presentado ayer en Valencia por la profesora Marta Rahona durante el seminario El rendimiento de la universidad española: causas y consecuencias, organizado por Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).
Los motivos que justifican estas alteraciones son el incremento del nivel educativo de la población, los desajustes existentes en la estructura de las ocupaciones y las distorsiones del mercado laboral. Estas circunstancias dificultan el acceso al empleo de los universitarios, devalúan el valor de los títulos académicos, crean un desplazamiento hacia puestos administrativos y disminuyen la ventaja relativa de los titulados. En este contexto, la búsqueda de empleo es determinante, ya que pasado un tiempo son mayores los incentivos del joven a aceptar cualquier trabajo, con independencia de que su nivel educativo supere al que se requiere en la ocupación.
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