Uno de los principales problemas que surgen a la hora de poner en marcha una empresa es ¿Cómo encontrar ideas innovadoras?, ¿Dónde está el origen de las ideas o proyectos que se convierten en empresas de éxito?
Se trata de mantener una actitud emprendedora ante el mundo que nos rodea, identificar oportunidades y analizar con la perspectiva de una actividad empresarial gran parte de las situaciones cotidianas.
Se suele pensar que la única opción para poner en marcha una empresa con éxito es descubrir algún producto o servicio absolutamente novedoso o hacer algo que nadie más haga. Evidentemente, ser el único es una de las posibilidades, pero si observamos a nuestro alrededor, lo habitual es que muchas empresas compitan ofreciendo los mismos productos y servicios. Lo que cada una de estas empresas está haciendo es diferenciar su producto o servicio del de los demás, intentando así captar la atención de sus clientes, por ejemplo, siendo la más barata, la más rápida, la que ofrece mayores garantías, mejor trato al cliente o cualquier otro atributo que haga su oferta más atractiva.
Existen diversos caminos que podemos utilizar para concretar nuestro espíritu emprendedor e iniciarnos como empresarios:
- Descubrir una oportunidad nueva.
- Dar forma de empresa a habilidades o gustos personales.
- Adaptar una idea existente en el mercado, aquí o en otro país.
- Encontrar una nueva forma de producir o distribuir algo ya existente.
- Perfeccionar un eslabón de la cadena de valor de un producto o servicio.
- Comprar una empresa.
- Segregar una parte de una empresa.
- Asociarse a una persona influyente.
- Apostar por un emprendedor.
Los cinco primeros caminos son los más puramente emprendedores. El sexto y el séptimo tienen, además, un componente más técnico. Los dos últimos no suelen dar resultado. Seguramente, lo más importante es que el promotor o grupo de promotores del proyecto crean en su idea y estén decididos a ponerla en marcha.
A partir de esta premisa, la primera recomendación es empezar a analizar las posibilidades de la idea. No se trata solamente de reflexionar con mayor detalle sobre sus posibilidades y características, sino de contrastar opiniones con sus posibles usuarios y con expertos. Si tras estos primeros contactos las sensaciones que hemos percibido son buenas, ha llegado el momento de empezar a dedicar tiempo y esfuerzos al proyecto sistemáticamente.
Por tanto, debemos hacernos las siguientes preguntas para identificar oportunidades y buscar una idea de éxito:
- ¿Se puede hacer mejor este producto?
- ¿Se puede anticipar cambios en la tecnología de la fabricación?
- ¿Se podría prestar mejor este servicio?
- ¿Tiene algún defecto que se podría corregir?
- ¿Se puede utilizar para otra cosa?
- ¿Lega a todos los clientes posibles?
- ¿Se puede vender de otra forma?
- ¿Se está haciendo en otros sitios?
- ¿Hay oportunidades, entre las anteriores, que se pueden relacionar con mis aficiones, gustos, intereses, y capacidades?