Para esto, es fundamental conocer las repercusiones que tendrá el dinero obtenido al endeudarnos por la deuda, o lo que es lo mismo las entras y salidas que se generarán, esto es los flujos de caja; lo que influirá en las condiciones de la deuda que podamos soportar.
El análisis de la capacidad de endeudarnos, debemos hacerlo nosotros y es algo que utilizan los bancos para darnos la financiación. Esto se puede hacer a través de diversos ratios:
I) Capacidad de devolver la deuda = Deuda con coste / Beneficios antes de intereses e impuestos (BAII)
Las entidades financieras suelen pedir un ratio entre 3,5 y 4 como nivel máximo que puede alcanzar la deuda, aunque esto puede cambiar según el tamaño de la empresa
II) Endeudamiento a L/P = Pasivo exigible a L/P / Recursos permanentes [Pasivo exigible a L/P + Patrimonio neto]
Si por ejemplo el resultado de esto fuese del 20%, quiere decir que la relación de la deuda con los recursos permanentes está equilibrada, ya que por cada 20 € de deuda la empresa dispone de 80 € para pagarla
Como complemento a estos ratios que debe considerarse, teniendo en cuenta la obviedad de que los préstamos se pagan con dinero, es valorar como decíamos al principio, la generación de recursos y compararlas con las cuotas comprometidas.
Por tanto, ¿Cuándo endeudarse? Cuando la empresa lo necesite y pueda devolverlo, y ¿Cuándo lo necesita? Cuando la inversión en activo neto sea mayor que el beneficio de la empresa.