Hace unos días escuchaba una conversación muy significativa entre un cliente potencial y el dueño de una empresa, donde el cliente le intentaba regatear el precio, poniéndole argumentos como la crisis, donde el “cliente” hablaba y hablaba, diciéndole que le hiciera un descuento, que las cosas estaban como estaban, etc.
El empresario escuchaba conteniéndose hasta que el cliente, viendo que no conseguía lo quería, dijo:
«Sepa usted entonces que ha perdido un cliente»
Entonces contestó el empresario: “No, no he perdido un cliente, he ganado tranquilidad”
En este caso, estamos ante lo que podríamos llamar un cliente tóxico, normalmente identificados o con la figura del caradaura o con quién verdaderamente no valora el servicio o producto que se le está dando, perjudicando con su actitud y sus protestas sin sentido a tu empresa.
Ante un cliente de este tipo, como emprendedor puedes hacer lo que creas conveniente, pero lo mejor que puedes hacer es dejarlo marchar, y créeme, no te arrepentirás, déjalo que se vaya a la competencia les hará la vida imposible a ellos.
No se debe mezclar un cliente tóxico con el lema de que el “cliente siempre tiene razón”, ya que un cliente tóxico nunca tendrá razón, lo que pasa que es necesario que los sepamos identificar y aislar, ya que podemos estar confundiendo a un cliente que de verdad tenga razón con un tóxico; que haya tóxicos no quiere decir que en general dejemos de tener a nuestros clientes en un altar.
Al cliente lo tenderemos siempre ubicado en el centro de nuestros pensamientos, pero sólo al cliente como concepto, y es que como en todo existen excepciones pues aquí las tienes, un cliente tóxico no debe cambiar nuestro planteamiento ni nuestras estrategias.
Un cliente tóxico te puede hacer perder mucho tiempo y dinero, debes considerar, como el emprendedor protagonista de este caso, que no es perjudicial dejar de ingresar por ese servicio o producto sino que te ahorras tiempo y dinero, no creas que lo vas a poder reconducir en su actitud, estas personas ya vienen mal de fábrica.
Y es que, lo que mal empieza mal acaba, ya que cuando estamos ante un cliente de este tipo, y ya se le ve venir así, si accedieras a sus pretensiones o a sus chantajes, posiblemente el siguiente paso será peor, e imagina finalmente lo mal que puede llegar a hablar de tu empresa después, lo atiendas bien o mal saldrá mal seguro.
Foto > Strep72