Han tenido que pasar más de dos años desde que empezara la crisis para que el coste laboral por hora trabajada cayera en España. El descenso fue débil, del 0,6%, según el dato provisional y adelantado el viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que supone romper la tendencia alcista mantenida desde hace 10 años.
Con los datos sin corregir, la caída es aún mayor, del 2%. La dificultad para reducir los costes laborales no es una particularidad de España. De hecho, la media de la UE nunca ha registrado tasas de costes laborales negativas.
Este pequeño descenso viene explicado en gran medida por la moderación salarial que aplican la mayoría de empresas para recortar gastos. Además, también sugiere que el paro afecta más a los empleados con bajas retribuciones.
El coste laboral de las empresas se sitúa en 2.578,11 euros. Esta cifra incluye por un lado el salario -que asciende a 1.926,75 euros de media- y otros costes como las cotizaciones a la Seguridad Social, que suman 651 euros por trabajador y son una de la más altas de la UE. Las empresas ubicadas en Madrid, País Vasco y Cataluña son, por este orden, las que asumen mayores gastos por empleado. En el lado opuesto figuran Canarias, Extremadura y Galicia.
La caída del coste laboral no se ha producido en todos los sectores. Las actividades inmobiliarias han elevado los gastos ligados a los empleados en un 9,3% en el tercer trimestre, el mayor incremento por sectores. Ese aumento viene motivado por los despidos, ya que las indemnizaciones también se computan como gasto laboral. En la construcción, los costes bajaron un 1%. A pesar de que este sector ha sido el más afectado por la crisis económica, nunca antes había registrado un descenso de los gastos de personal.
Por otra parte, resulta relevante que el coste laboral caiga en un momento en que la inflación repunta. En noviembre, el indicador avanzado del INE se mantuvo por encima del 2% en tasa anual, un nivel que ya se alcanzó en septiembre y que no se registraba desde noviembre de 2008. Un incremento del IPC ligado a un descenso de los costes laborales implica un deterioro del poder adquisitivo de los asalariados.
Fuente > Cinco Días