¡Y qué clientes!, y es que las entidades financieras han encontrado en sus clientes una nueva vía para captar liquidez en medio de la crisis. Una de las últimas tendencias es la venta de una oficina bancaria a un cliente, en la que la propia entidad financiera se queda en régimen de alquiler.
Esta técnica ha sido empleada en muchas ocasiones desde que estalló la crisis de las hipotecas basura, pero hasta ahora había estado dirigida principalmente a inmobiliarias e inversores institucionales como aseguradoras, fondos de inversión y capital riesgo.Mediante esta estrategia, el banco o la caja obtiene liquidez en un momento de escasez crediticia a través de la venta de un activo no estratégico, como son los inmuebles donde están ubicados sus oficinas.
Por su parte, los clientes de banca privada reciben un activo que les reporta una rentabilidad anual (el alquiler) y que podría generar grandes plusvalías cuando el mercado inmobiliario español supere la crisis.
Los contratos de alquiler firmados entre grandes patrimonios y entidades están comprendidos entre 10 y 20 años. Una vez transcurrido este periodo el banco o caja en cuestión se reserva una opción de compra que podrá ejecutar unilateralmente a un precio establecido por un tasador independiente.
Fuente > Expansión