Simyo ha acortado la caducidad del saldo de sus tarjetas prepago a tres meses -la mitad- sin notificarlo a sus clientes vía SMS y sin que aparezca en su página web. Esa es la sorpresa que se están llevando en los últimos días sus usuarios cuando han decidido aumentar su saldo. Si el mismo, decide no seguir recargando, el servicio quedará suspendido hasta que se realice una nueva recarga (de mínimo 5 euros) aunque si se superan los 10 meses desde la primera recarga, el número será dado definitivamente de baja. Traemos esta noticia a colación de lo que son malas decisiones que pueden provocar portabilidades masivas de clientes.
Lo que pretende la compañía es aumentar sus ingresos en el corto plazo con las tarjetas prepago y, realmente, la cantidad no es excesiva pero este tipo de tácticas no está bien vistas por los usuarios y deja una mala sensación como cliente cuando no te notifican cambios en las condiciones que están estipuladas. Simyo da posibilidad de recargas automáticas en el ‘Área de Cliente’ de su web.