A veces no hay nada como ver los errores ajenos para prevenir los propios. Muchos emprendedores pueden ir a buscar financiación para su proyecto estando convencidos de que su idea es la mejor, de que van a triunfar en muy poco tiempo, de que harán millonarios a sus inversores.
Sin embargo, la realidad es mucho más dura que todo eso, y a veces no viene mal que un observador externo nos abra los ojos. Aunque lo haga sin tapujos e hiriendo nuestra sensibilidad.
1.- Busque opinión externa cuanto antes. El protagonista del vídeo ha estado cinco años trabajando en algo que, parece, no va a servir para nada. Cinco años es demasiado tiempo; intente ‘testar’ su proyecto cuanto antes.
2.- Basta de eslóganes baratos. Muchos emprendedores que no están acostumbrados a vender se obsesionan con hacer una presentación deslumbrante y asombrosa. Sin embargo, para vender hay que saber hacerlo. Si se ha preparado algunos eslóganes o movimientos gestuales, procure que no sean los que usaban los vendedores de enciclopedias hace veinte años.
3.- La confianza no lo es todo. Para emprender es imprescindible confiar en uno mismo, pero eso no es suficiente. A la confianza hay que sumar la gestión, el liderazgo, el talento.
4.- Compruebe los datos. Antes de soltar cifras, compruebe que estas son correctas. Si su posible inversor sabe más que usted y le demuestra que las cifras que manejas no son ciertas, la cosa no irá bien.
5.- Los halagos no ayudan. Siempre es agradable escuchar que tiene un gran proyecto, pero desconfíe de los que, sistemáticamente, le van a dar la razón. Puede que su criterio no sea el mejor. Hable con alguien que le sepa buscar las cosquillas, aunque eso le incomode.
7.- Ambicioso… pero humilde. Vale, para triunfar siempre hay que saber ‘vender’ las cualidades de nuestro proyecto, pero el abuso de palabras como «gran invento», «increíble» o «revolucionario» puede acabar siendo contraproducente. No hay nada de malo en presentar algo que no pretenda cambiar el mundo.
8.- Encaje las críticas. Si el inversor es medianamente bueno y responsable, las críticas llegarán. Seguro. Muchas o pocas, pero llegarán. Cuando esto ocurra, procure encajarlas de la mejor manera posible. A ningún inversor le gustará ver cómo el emprendedor le está matando con la mirada.
9.- Reconduzca el proyecto. Una vez recibidas las críticas, la solución no tiene por qué ser irse a casa a llorar a moco tendido. Ya que tiene a un inversor delante, pídale consejo para reconducir la situación: cambiar el modelo de negocio, la forma de vender… o incluso la idea entera.
10.- No se desanime. Vale, quizá esta idea era la peor del mundo, pero el hecho de haberse puesto a desarrollarla demuestra un claro espíritu emprendedor. Siga dándole vueltas a la cabeza, puede que la próxima idea sea la buena.