«Vamos a llamarla «generación decepcionada«. Mientras la recesión acucia a toda Europa, está hiriendo a los jóvenes de manera desproporcionada. En ningún sitio es más obvio como en España, donde la tasa de desempleo está por encima del 17% y una de cada de tres personas menores de 25 años está sin trabajo. Muchos no tienen ningún marco de referencia para lo que está sucediendo; crecieron con dos décadas de potente desarrollo económico y asumiendo que serían mejores que sus padres, igual que éstos lo fueron respecto a su generación pasada. Comprender que Nikes, Wiis y teléfonos móviles no son siempre los regalos de cumpleaños ha sido una dura lección. Con poco crédito, los jóvenes españoles están encontrando virtualmente imposible comprar sus propias casas. Muchos se han visto forzados incluso a volver a la de sus padres. Una generación entera ve como se derrumban sus ambiciones«.
El texto está sacado nada menos que de la prestigiosa Revista Time en el imprescindible «Las esperanzas rotas de una generación española«. Partiendo de una pareja gallega que pierde su trabajo -ambos-, tienen que vender su apartamento -que aún no han vendido tras rebajarlo varias veces- y ser sus padres actualmente su sostén, dibuja la realidad a la que se están enfrentándose muchos jóvenes no acostumbrados a esta situación. Tienes que tener por lo menos 30 años para tener un recuerdo claro de la anterior crisis: en 1993, tras la Guerra del Golfo, España entró en una dinámica agotadora de paro y corrupción con un escenario internacional adverso.
Quizás las expectativas fueron muy altas en una época de abundancia. El panorama sombrío que dibuja Time, centrado en Vigo fundamentalmente con algún ejemplo que busca sonoridad (el joven que gana un sobresueldo vendiendo cocaína), no debe nunca concluir con preguntas incómodas. La propia revista alude al hecho de que, en semejantes condiciones, a veces te planteas para qué estudiar una carrera y un máster. Supongo que no hace falta que te digamos la diferencia en una crisis entre tener titulación y no tenerla: quizás todavía estés trabajando. Si tienes la oportunidad, fórmate. Y si ya lo estás siendo emprendedor, continúa. Es el mejor consejo que podemos darte.
Foto | Eduardo Meza
Y que lo digas lo de decepcionada. Ya ves.