Cuando un emprendedor tiene en mente abrir su negocio, sobre todo si se trata de proyectos unipersonales, comete el error de no ver la actividad que está empezando como una empresa u organización, sino como una simple profesión.
Algunas de las causas de mortalidad de las empresas están relacionadas con esto mismo: El emprendedor no se sitúa por encima de su proyecto empresarial, abstrayéndose de si mismo como promotor y darle el carácter de negocio y de empresa organizada que necesita.
Se trata de situarse en un «lugar» donde «veamos» nuestra empresa como un concepto planificado, con vida propia y que podamos observar cómo funciona, es algo así como abstraernos y mirar desde fuera. Esto puede llevarse a cabo aún siendo una única persona la que se encarga de todo en la empresa; en la práctica, un ejemplo de esto sería tener un organigrama establecido, con las distintas áreas de la empresa, aún teniéndonos que situar en cada uno de los recuadros de dicho organigrama.
Se trata de situarse en un «lugar» donde «veamos» nuestra empresa como un concepto planificado, con vida propia y que podamos observar cómo funciona, es algo así como abstraernos y mirar desde fuera. Esto puede llevarse a cabo aún siendo una única persona la que se encarga de todo en la empresa; en la práctica, un ejemplo de esto sería tener un organigrama establecido, con las distintas áreas de la empresa, aún teniéndonos que situar en cada uno de los recuadros de dicho organigrama.
Si llegamos a entender esto y lo dominamos bien, se va a notar en cualquier cosa que hagamos, como por ejemplo en el plan de negocio, en la percepción que tenga un tercero o evitando problemas como, por ejemplo, un exceso de funciones concentradas en el empresario.
Foto | juque