Desde siempre cuando se ha analizado y comparado los ecosistemas emprendedores o los mejores lugares para hacer negocio se han tenido en cuenta muchas variables que hacen que unos paises o ciudades sean mejores o peores para emprender. Desde siempre el criterio la seguridad para los inversores, tanto jurídica como bélica del entorno, se daba por hecho que estaban en la parte alta de la lista de prioridades cuando se quiería analizar un ecosistema emprendedor.[pullquote]Tel Aviv, mejor ecosistema emprendedor del mundo tras Silicon Valley[/pullquote]
Actualmente esto se desmonta observando el fenómeno de la ciudad de Tel Aviv, centro económico del Estado de Israel, ha logrado situarse en el mapa como el mejor ecosistema emprendedor del mundo tras Silicon Valley. La ciudad ha superado así a urbes como Nueva York, que se sitúa en el quinto puesto; a Londres, séptimo; o a París, que ha quedado en el undécimo lugar en un ranking de veinte ecosistemas en el que no aparece representada ninguna ciudad española.
Tel Aviv ha escalado posiciones, desde el quinto puesto hasta el segundo, en el índice elaborado por la consultora Startup Genome y Telefónica Digital en el que se detallan las características del ecosistema de cada ciudad. Este informe asegura que «la revolución startup global se hace fuerte» y explica que «Tel Aviv cuenta con un ecosistema financiero altamente desarrollado, una cultura emprendedora fuerte, un ecosistema de apoyo vibrante y un suministro de talento abundante».
Avner Warner, director de desarrollo económico del ayuntamiento de Tel Aviv, asegura que la ciudad «es el centro de un país pequeño con una población de siete millones de habitantes que carece de un mercado local o incluso regional. Por esta razón, las nuevas empresas en Tel Aviv se enfrentan a desafíos diferentes a startups en otros ecosistemas«. Este factor ha animado a los emprendedores israelíes a diseñar empresas internacionales desde el nacimiento de la compañía.
No se planeó crear un ecosistema sino atender las necesidades del país
Yigal Erlich, fundador de la industria de capital riesgo en Israel y socio del fondo de inversiones Yozma, destaca que desde el gobierno «no se planeó crear un ecosistema, solamente tratamos de ver las necesidades del país». Este inversor recuerda que hace treinta años no existían fondos de capital riesgo en Israel y presume del hecho de que a día de hoy el país sea el mayor mercado del mundo de capital riesgo tras Estados Unidos.
Erlich asegura que no existen «recetas» para lograr este éxito y explica cómo en el año 1991 apostó por la creación de un programa de incubadoras -27 a día de hoy- que ya ha financiado a más de 1.400 empresas gracias al fuerte apoyo financiero por parte del Gobierno.
En ‘The Time’, la mejor incubadora del país, el espíritu emprendedor habita en el ambiente y hasta la clave del wifi, «have a nice time», ayuda a crear un entorno agradable para emprender. «Buscamos compañías que con una inversión de medio millón de dólares sean capaces de marcar la diferencia«, asegura Uri Weinheber, CEO de The time. Este directivo explica que «en la incubadora buscamos a los ganadores».
Total Boox es una de startups elegidas por Uri y su equipo para participar en el programa de incubación. Yoav Lorch, CEO y fundador de esta firma, sueña con cambiar la forma de leer y comprar los libros electrónicos por eso ha desarrollado una aplicación con la que «puedes descargar un ebook gratis y solamente pagarás por las páginas que hayas leído, si lees un 10% del libro pagarás ese mismo porcentaje respecto al precio». La entrada de una startup en este tipo de incubadoras supone una ayuda extraordinaria para el emprendedor que recibe financiación, ayuda de mentores, un espacio de trabajo, un equipo de apoyo y conexión directa con fondos de inversiones.
Una universidad emprendedora
El ecosistema emprendedor también habita en las universidades israelíes. Oren Simanian, Ceo de Startau, relata cómo su inquietud le llevó a crear un centro para emprendedores en el corazón de la universidad de Tel Aviv. «Lo más importante es empezar», asegura Oren tras reconocer que «fracasar es parte del éxito».
Su proyecto se ha hecho realidad hasta convertirse en una referencia en el ecosistema israelí. «Nos ven como un puente entre la universidad y las empresas», asegura con satisfacción Elad Cohen, vicepresidente de desarrollo de negocios de Startau.
Elad y Oren, antiguos alumnos de la Universidad de Tel Aviv, organizan en su día a día cursos para emprendedores, invitan a inversores para fomentar la financiación de las nuevas compañías y organizan de forma periódica una semana internacional de negocios con la que atraen a directivos y emprendedores de todo el mundo.
En la ciudad de Rehovot, al sur de Tel Aviv, se encuentra el instituto Weizmann, uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo. En este centro es esencial la conexión con el mundo empresarial y la transferencia tecnológica desde los laboratorios a las compañías.
«En Weizmann tenemos una filosofía emprendedora, buscamos el talento y dejamos que hagan lo que quieran. Creemos que si los investigadores hacen buena ciencia lograrán hacer cosas increíbles», asegura Gila Shmueli, directiva de dicha institución.
La clave está en la investigación y el desarrollo
Al analizar de forma más profunda la economía del país, Argov Eyal, investigador del banco de Israel, señala que hoy en día el paro se sitúa en el 6,7% y afirma que «un 50% de las exportaciones provienen de la industria de alta tecnología». Este dato refleja cuál es el ADN de este ecosistema: la innovación y el apoyo a la investigación y el desarrollo.
Los frutos de esta apuesta se reflejan en números. Israel es el país que más invierte en investigación y desarrollo del mundo en relación a su PIB y es el tercer país con más compañías en el Nasdaq tras Estados Unidos y China. Además, el país cuenta con la mayor densidad de startups del mundo.
Todos estos elementos han hecho que Israel sea un lugar atractivo para los gigantes tecnológicos. Y es que firmas como Google, HP, Facebook, Intel, Samsung, Microsoft o Apple han decidido instalar sus centros de I+D en Israel haciendo que el país cuente con 250 centros de investigación y desarrollo de empresas de alta tecnología.
Yossi Vardi, inversor israelí, señala que «muchas de las grandes compañías de tecnología de Estados Unidos llegan al Israel y adquieren empresas jóvenes». Para este reconocido inversor la fuerte unión con Estados Unidos «es un fenómeno bueno ya que tratar de crecer desde un lugar remoto es mucho más arriesgado que hacerlo desde Silicon Valley»