Los últimos datos del Banco de España apuntan a que el crédito está cambiando la tendencia, es más, si nos fijamos créditos al consumo, éstos crecieron en el primer semestre de 2016 de 28.009 a 33.739 millones, desmarcándose de la tendencia a la baja que lo llevó de los 42.308 del 2008 hasta los 26.362 millones de euros de 2014.
Parece que el grifo de crédito está abierto, aunque sea a la mitad, sobre todo por el empuje de los bajos tipos de interés y el auge de la banca online.
Si bien estos datos invitan al optimismo, no hay que perder de vista que solicitar financiación es una decisión importante, y entre otras cosas se requiere tener los conceptos claros, en esta ocasión veamos cómo se clasifican y qué características tienen los créditos.
Clasificación de los distintos tipos de créditos
Si nos fijamos en su duración, tradicionalmente nos podemos encontrar créditos a muy largo plazo, como puede ser el caso de los créditos hipotecarios que puede rondar los 30 o 40 años, a largo plazo, donde podemos encontrar los ICO, con créditos de 10 o 12 años, a medio o a corto plazo, donde ocupan su lugar los créditos personales, y últimamente los créditos a muy corto plazo, donde los créditos fáciles rápidos ocupan su lugar con duraciones de meses o incluso días.
Si nos fijamos en su finalidad, las motivaciones para pedir financiación pueden ser distintas, ya sea para pagar unos estudios, una reforma en casa, comprar una casa, para pagarnos unas vacaciones, los que utilizan los emprendedores para abrir un negocio; lo que se puede traducir en clasificarlos en préstamos de consumo o préstamos de inversión.
Y, ¿En qué características nos tenemos que fijar?
Está claro que solicitar financiación aunque sea para nuestros temas personales como viajes, estudios o comprar algún bien, no debe tomarse a la ligera, ya que son decisiones que aún siendo importes pequeños, comprometerán nuestra capacidad financiera en los próximos meses o años.
A la hora de solicitar un crédito nos fijaremos en todas las variables que afectan al cálculo del mismo, básicamente debemos tener en cuenta para comparar entre unos y otros:
- el capital que estemos pidiendo,
- el tipo de interés, que es el precio al que nos lo prestarán,
- el plazo de tiempo en el que lo devolveremos
- la cuota que nos quedará a pagar incluyendo interés
- si nos piden algún tipo de aval o garantía
- si cabe la posibilidad de una carencia o no
En este sentido, para no equivocarnos a la hora de solicitar un crédito, es aconsejable ajustar bien la cantidad a solicitar, comparar productos, hacer números para ver qué cuota nos puede quedar y planificar bien en qué lo vamos a emplear para sacarle el mayor rendimiento al préstamo.
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