Muchas veces las decisiones atropelladas en las empresas conducen a esperpentos como el escenificado por los Hermanos Marx. ¿No le suena? Seguro que más una vez ha asistido al cúmulo de nervios producidos por una decisión directiva. La prudencia siempre es la mejor baza junto al saber organizarse para trabajar bajo presión. Dos que actúan mientras el resto mira no es el camino. Y estos consejos valen tanto para el emprendedor como para el trabajador por cuenta ajena.