Pues si, hay un punto crítico a la hora de crear un negocio que es el paso de la idea a la puesta en práctica de la misma, ya que en el transcurso de ese paso deberiamos descrubrir si verdaderamente esa idea puede funcionar o no.
Algo así es lo que pasó a la firma Vehículos Móviles Versátiles (VMV) hace tres años, cuando lanzó al mercado sus consorcios modulares, una especie de trailers que, con solo pulsar un botón, activaba todos los mecanismos hidráulicos y se transformaba en una hospedería con el máximo confort. Pero esa innovadora aventura empresarial también ha hecho crack y, de paso, ha truncado el sueño de Arjonilla, una pequeña localidad de la Campiña jiennense, por poner una pica industrial en medio de un océano de olivos.
VMV, cuyas plataformas móviles habían llegado hasta los circuitos de Fórmula 1, ha entrado en concurso de acreedores antes de haber consolidado su proyecto industrial y después de haber recibido más de un millón de euros en incentivos de los gobiernos andaluz y central. Tanto es así que hasta Invercaria, la sociedad de capital riesgo de la Junta de Andalucía, se involucró en el proyecto con una participación de unos 800.000 euros.
La empresa, regentada por el dueño de la multinacional Fersa, esgrime ahora la caída del mercado. Lejos quedan ya las previsiones para construir en 2010 entre 60 y 100 plataformas de hoteles móviles. Además de las escuderías de la Fórmula 1, VMV había puesto sus miradas en algunas de las principales petroleras, que demandan camiones aislantes capaces de soportar temperaturas inferiores a los 30 grados bajo cero. La fábrica de Arjonilla no ha tenido más de una decena de trabajadores, pero el compromiso era crear otros 45 empleos directos y más de un centenar indirectos a corto plazo.
Y ese compromiso por reactivar la economía local fue lo que movió al Ayuntamiento de Arjonilla a ponerle una alfombra a esta firma. «Para el anterior equipo de gobierno [del PSOE] todo fueron prebendas hacia VMV», asegura el actual alcalde, Miguel Ángel Carmona, del PA. Así, el Consistorio recalificó varias parcelas de suelo rústico a industrial, les bonificó la licencia de obras, les construyó una calle particular entre las naves y les instaló un transformador. Pero el Ayuntamiento ni siquiera ha cobrado el precio de venta del terreno -a tres euros el metro cuadrado, cuando el precio en el municipio es 30 veces mayor- ya que al escriturarla aceptaron dos pagarés a tres años que cumplen a final de este año y que ahora ven difícil de cobrar.
La empresa se comprometió también a revertir los terrenos si no cumplía con el número de empleos, pero esa cláusula nunca llegó a figurar en las escrituras. «El Ayuntamiento se ha gastado más de un millón de euros y ahora la empresa da la espantada», dice, entre resignado e indignado, el alcalde de Arjonilla. Carmona pide a la Junta y al Estado que «depuren responsabilidades».
Solo la Consejería de Economía aprobó un incentivo de 343.000 euros que, según la Junta, no se abonó por incumplir las condiciones. Pero la Consejería de Empleo le autorizó casi medio millón de euros, la mayoría para un taller de empleo que cerró poco después del 22-M y sin haber formado a los futuros empleados. El caso de VMV recuerda al de otras empresas que, como Dhul o Tecmargal, han captado fondos públicos y han renunciado a su proyecto.
Fuente > El Pais