Diríamos que no. Nos explicamos. Si tienes algún tipo de interés profesional o expectativas laborales en tu vida, no es conveniente facilitar información determinante que condicione tu elección para futuros puestos de trabajo y ponérselo fácil al contratador, cosa que se hace a través algunas redes sociales.
Un ejemplo, Steve Smith director de The Spokesman-Review confiesa que se mete en internet para espiar, argumenta:
Cuando tengo que fichar personal uso MySpace y Facebook. Allí comprobamos los perfiles personales de los candidatos y la verdad es que hemos rechazado algunos currículos debido al comportamiento dudoso que observamos en sus páginas en internet
En un reciente artículo de El Mundo recrean perfectamente esta circunstancia:
Esto es, que esas fotos de la playa en las que estábamos haciendo pis sobre un coco vacío con una botella de cerveza en la mano y vistiendo una camiseta que decía «hachís no es un estornudo», ¿las va a ver la persona que nos quiere fichar? Pues sí. No solo esa: sino también las fotos de nuestros amigos de Facebook donde uno aparecía desmadrado en un restaurante con dragqueens sobre una tarta de fresa, y nuestra amiga Mamen se muestra tal como Dios la trajo al mundo en la fiesta de Lolo, quien por cierto acabó en el suelo de la cocina con tremenda melopea.
Bueno, son cosas que se pueden ver en las redes sociales. No exagero. Ese es nuestro curriculum y está en la red. Si yo fuera director de personal y quisiera fichar a una ejecutiva de cuentas, primero me metería en Facebook para comprobar cuál es su reverso tenebroso. Si lo hubiera, claro. La verdad es que esta forma de investigar a los futuros empleados es una versión modernizada de lo que hacen los cazatalentos. Estas firmas suelen indagar en nuestra vida haciendo preguntas a nuestros amigos, jefes, subordinados y conocidos, y con esa información van al cliente y le presentan un perfil más o menos verdadero. Pero no es del todo fiable porque nunca aparece allí la verdadera sombra de nuestra personalidad.
Piensa en tu perfil de Facebook, es realmente sencillo que frases, fotos, gustos y actividades que hagas, pongas o con las que te relacionen, supongan, que en una selección de personal, el responsable de recursos humanos se decante por otro candidato.
Sí, está bien para muchas cosas, pero debemos conocer el riesgo abriendo las puertas a nuestra intimidad. No hablo de la intimidad propiamente dicha, ya que con las opciones de configuración que Facebook ofrece, está asegurada; sino al monstruo que generan todos los usuarios, y que hace que las redes sociales parezcan tener vida propia, haciendo que sea una mina de oro para los buscadores de currículums.
No se trata de no estar en las redes sociales, sino tener cuidado de cómo se está; y es que éste problema no es nuevo, existe desde que nace internet, cuando todos podemos subir contenido y todos somos creadores al coste del precio de un ADSL.
De El País de hoy: «En los entresijos de esos servidores se escondes secretos y datos confidenciales, que a veces es mejor no divulgar. Es el caso de 13 trabajadores de la aerolínea Virgin Atlantic, que aseguraron en Facebook que su empresa no daba la talla: «Los aviones están llenos de cucarachas» o «es una práctica habitual insultar a los pasajeros en pleno vuelo», fueron algunas de sus declaraciones dentro de la red social. Los empleados dejaron estas afirmaciones en su perfil, creyendo que sólo sus contactos podrían leer sus revelaciones, pero resultó que el jefe siempre consulta Facebook«.