– Busca y consigue financiación. Ni te plantees si es necesaria o no en tu modelo de negocio, y mucho menos ni te plantees si puedes poner tu parte de los fondos.
– Si te encuentras por el camino alguien de perfil técnico muy válido que quiere integrarse en tu proyecto, pasa de él, “es sólo un teclas”.
– Sobredimensiona todo. Han picado pocos Friends, poca Family pero a lot of fools y hay pasta. ¡Coño, pues gastémosla!.
– Inspírate en la burbuja. Los negocios rentables y sostenibles son los de los demás. Argumenta recurrentemente… “y que modelo de negocio tiene Twitter? Y que factura y que vale Facebook? Y YouTube??”.
– Elige inversores bajo el modelo “quien la tiene más larga”. No valores modelos industriales ni sinergias a futuro, ¡esto es una subasta!.
– Rodéate de mediocres, ¡¡procura no rodearte de talento!!. Cabrones, ¿y si vienen a conocer tu proyecto y copian TU idea para montarla por su cuenta?. Nada, seleccionemos mediocres que los buenos ya los contratará Google.
– Elije un nombre estridente, muy web 2.0 y un modelo de negocio innovador.
– Piensa poco. No es ni necesario ni imprescindible comerse el coco. Para eso te puedes permitir con la pasta que has levantado un presupuesto de consultoría.
– No te audites, total para que. Tu sabes donde está y donde va el dinero.
– No facturas ni para cubrir costos, pero no importa, no dediques tu tiempo a resolver esos pequeños detalles operativos, insignificantes dentro de un proyecto mayor como el tuyo. Difunde, evangeliza, la facturación ya vendrá.
Lo peor es que hay ejemplos para poner con esta filosofía. Al completo.